Deadpool

Acabo de salir del estreno de la película de Deadpool, en una época donde el género de los superhéroes en el 7mo arte está más que saturado, complicado y hasta tedioso, salgo con una gran sonrisa de lo que a mi parecer es una redención del género. Es claro que la Fox no tiene el equipo, enganche ni “universo cinemático” que Disney con las franquicias de Marvel, pero valoro mucho su atrevimiento al lanzar una película con un Deadpool más cercano a lo que es su cómic en vez de apostar por un público más infantil.

Deadpool es desenfadado, violento, burdo y con un humor negro es lo que logra que los fanáticos lo sigan y respeten, y eso es tal cual lo que logra Ryan Reinolds con esta “nueva oportunidad”, no se me ocurre otra palabra más certera que “redención”. Después de Green Lantern o incluso la participación en Wolverine Origins, todo hacía ver que la Fox no tenía vuelta… sobretodo después del bodrio y catástrofe que resultó ser Fantastic Four. uff.

La película comienza gustando, las escenas de acción son claras y precisas, los efectos ayudan sin que todo se vea CGI, el ritmo y como se desenvuelve la historia de Wade es constante y graciosa. Es un gusto el poder pasar fácil 30 minutos seguidos surfeando risas, guiños y acción de la buena, esa que entretiene. Hace tiempo que no veía algo tan light, idiota y divertido. Lo más cercano a ello, es la genial Guardians of the Galaxy, y eso es bueno. Me gustaría empezar a desligarnos de grandes películas donde “todo converge”, o pequeñas historias que “influyen en un universo más grande”. Aquí aunque hay un guiño con X-Men, no hay nada épico, no existen actos que vayan a cambiar el universo y eso es a mi gusto, refrescante y fue todo un acierto que un personaje como Deadpool fuera el que se pudiera burlar de el estado del género de superhéroes. Un mérito que ya lo había hecho por años en los cómics, hoy siento que se traspasó al cine de una manera astuta sin aspirar a mucho más que entretener.

Mención aparte a Morena Baccarin que es un highlight por si mismo. Finalmente, el guiño post créditos casi me saca una lágrima de emoción al ver semejante guiño a una de las películas más icónicas de los ochentas.